Puedes creer que México es orgullosamente el precursor del pavo para la cena de navidad, sí, así es y aquí te contamos la historia.

Historia del pavo

Resulta que el pavo o guajolote como se le conoce en México, es originario de nuestro país. De hecho, se cuenta que en el palacio de Moctezuma ya se criaban miles de guajolotes. Al ser una especie 100% mexicana, cualquier pavo que se encontraba en el mercado hace siglos, necesariamente había tenido como origen nuestro país.

Antes de la llegada de los españoles, las culturas prehispánicas tenían la costumbre de celebrar el solsticio de invierno durante la segunda quincena de diciembre, alrededor del día 21, en esa fecha realizaban una fiesta llamada Panketzaliztli que rendía tributo a su dios Huitzilopochtli a quien festejaban por su triunfo sobre la diosa de la luna, Coyolxauqui y celebraban con grandes festines y ofrecían tributos. Aunque tal vez el pavo no era el ingrediente principal de las reuniones, ya estaba presente en esos menús.

Fue hasta 1528 que se celebró la primera Navidad en América gracias a Fray Pedro de Gante, uno de los primeros evangelizadores en la época de la Colonia. El solsticio de invierno quedó opacado con esta celebración y la cercanía de fechas influyó indudablemente, sin embargo, la tradición de comer guajolote se quedó como se hacía en el solsticio.

Gallina de Indias

Gracias al intercambio de productos con el Viejo Continente, los jesuitas llevaron el guajolote a España, donde comenzó a ganar popularidad por su sabor y tamaño. En dicho país lo nombraron gallina de Indias, pero posteriormente lo llamaron pavo por su parecido con los pavorreales. El guajolote llegó a Europa, y se convirtió en uno los productos exóticos más codiciados.

Los conquistadores se dieron cuenta de que la cría de guajolotes era mucho más económica que la de los patos o los gansos y el tiempo de engorda del pavo también influyó para aumentar su consumo. Engordar un pavo lleva menos tiempo a diferencia de otros animales. El resultado puede ser en menos de 9 meses, por lo que la inversión era menor.

Por otro lado, existen versiones que explican que el tamaño del pavo sirvió para mitigar el hambre de familias enteras, por lo que funcionó como sustituto de otras proteínas más caras. Así, poco a poco el pavo comenzó a hacerse presente en las fiestas y en los hogares. Al inicio sólo las familias más adineradas podían darse el lujo de comer pavo, pero con el tiempo su consumo llegó hasta a Inglaterra.

Día de Acción de Gracias

Muchos años después, los ingleses emigraron al norte de América y llevaron con ellos pavos. Su popularidad se consolidó por el cambio del ganso al guajolote en las celebraciones de Thanksgiving o Día de Gracias en Estados Unidos y Canadá el último jueves de noviembre desde 1620.

Charles Dickens dio el último empujoncito con “Cuento de Navidad” escrito en 1843, donde menciona este platillo en la cena de Navidad, fue cuando se extendió hasta al menú navideño, haciendo de los pavos el ingrediente preferido para estas fechas. Su popularidad fue creciendo por todo el norte de América, llegando incluso a México.

Aunque la costumbre de esta cena navideña tenga su origen en otro país, podemos decir orgullosamente que su ingrediente principal, el guajolote, es mexicano.

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