Últimamente nos sentimos más nerviosos de lo normal, esto de la pandemia nos tiene a 1000 y ¿Qué hacer? Bueno, el primer paso para frenar esa ansiedad puede ser examinar lo que se come.

Una dieta equilibrada nos ayuda a mantenernos con los pies en la tierra y a ser más resistentes al estabilizar las hormonas, los neurotransmisores y el azúcar en la sangre, que contribuyen a un estado emocional de bienestar.

Según un estudio de enero del 2017 en BMC Medicine, una dieta saludable está vinculada a niveles más bajos de ansiedad y, según un estudio del American Journal of Public Health de agosto de 2016 que incluyó a más de 12.000 personas, una dieta saludable puede tener el poder de aumentar la felicidad, la satisfacción con la vida y el bienestar general.

A continuación, algunos consejos de algunas cosas que debes y no debes hacer en tu dieta cuando intentas encontrar tu zen.

  1. Come más pescado graso

La dieta saludable que más se utiliza a nivel mundial es la dieta mediterránea, y un elemento básico de ese patrón de alimentación es el pescado graso como el salmón salvaje, la caballa, las sardinas y la trucha.

Todos ellos tienen un alto contenido de zinc, que es un nutriente del que pueden carecer algunas personas con ansiedad. Además, los ácidos grasos omega-3 que contienen estos peces juegan un papel vital en la salud del cerebro.

Consejo: Consume por lo menos unas dos raciones de marisco a la semana.

  1. Come encurtidos y chucrut

Los alimentos fermentados ricos en probióticos, incluidos los encurtidos y el chucrut, así como el yogur y el kéfir, se han relacionado con niveles de ansiedad más bajos.

Un estudio de agosto de 2015 en la revista Psychiatry Research encontró un vínculo entre los alimentos probióticos y una menor ansiedad social.

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  1. Aumenta tu consumo de fruta y verdura

Los productos frescos tienden a ser una muy buena fuente de antioxidantes, y se cree que la ansiedad se correlaciona con un estado total de antioxidantes reducido, reveló una investigación de marzo de 2014 en Current Neuropharmacology.

Así que es posible que disfrutar de muchos alimentos ricos en antioxidantes pueda ayudar a sentirse más tranquilo.

Sin embargo, sólo uno de cada 10 adultos toma las porciones recomendadas de frutas y verduras cada día, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Consejo: Intenta comer 2 tazas de fruta y de 2 a 3 tazas de verdura cada día.

  1. Limita el alcohol y la cafeína

El efecto inmediato del alcohol puede ser calmante. Pero según Harvard Health Publishing, como el alcohol es procesado por el cuerpo, puede interferir con el sueño, y la falta de sueño de calidad puede perpetuar la ansiedad.

La cafeína afecta a cada persona de forma diferente, pero puede hacer que algunas personas se sientan nerviosas y alteradas. También puede interferir en el sueño, según la Clínica Mayo.

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  1. Bebe mucha agua

Según un análisis de agosto de 2018 de 33 estudios publicados en Physiological Reports, una deshidratación leve puede afectar tu estado de ánimo.

Consejo: Como regla general, divide tu peso corporal entre dos para saber el número de ml que debes consumir cada día.

  1. No te saltes las comidas

Pasar demasiado tiempo sin comer puede hacer que tu nivel de azúcar en sangre baje, haciéndote sentir nervioso y empeorando la ansiedad subyacente, según Harvard Health Publishing.

Esto es especialmente cierto si estás comiendo más carbohidratos simples y alimentos procesados (piensa: pan blanco y arroz, dulces y refrescos), que pueden aumentar el azúcar en la sangre.

Los carbohidratos complejos, por el contrario, se metabolizan más lentamente y, por tanto, ayudan a mantener un nivel de azúcar en sangre más uniforme, lo que genera una sensación de mayor tranquilidad.

Algunos ejemplos de carbohidratos complejos son los siguientes:

  • Harina de avena
  • Arroz integral
  • Quinoa
  • Papas
  • Chícharo
  • Lentejas

Nota importante para tener en cuenta

Cada vez hay más estudios que relacionan los alimentos que comemos con nuestro estado mental, pero todavía hay que hacer muchas investigaciones para entender completamente la conexión, especialmente cuando se trata de la causalidad frente a la correlación.

No hay ningún inconveniente en adoptar una dieta más saludable, pero no hay pruebas de que ciertos alimentos o enfoques alimentarios puedan tratar o curar las enfermedades mentales.

En otras palabras, las adaptaciones de la dieta no deben sustituir a los tratamientos tradicionales de salud mental.

Si tu ansiedad provocada por la COVID está interfiriendo en tu vida diaria y parece que no puedes manejarla bien por ti mismo, consulta con tu médico u otro profesional de la salud para obtener la ayuda que necesitas.

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