El colesterol es un lípido que se encuentra en los tejidos corporales y en el plasma sanguíneo. Existen dos tipos de Colesterol, el Colesterol de Lipoproteínas de Densidad Baja (LDL) mejor conocido como Colesterol malo y el Colesterol de Lipoproteínas de Densidad Alta (HDL) conocido como Colesterol bueno.

A diferencia de lo que se piensa, esta sustancia no es tan dañina para el organismo humano, veamos porqué:

El Colesterol de Lipoproteínas de Densidad Alta (HDL) se produce de forma natural en nuestro organismo y ayuda a reducir el nivel de colesterol malo en la sangre, el HDL recoge el colesterol que está pegado en las arterias o que no es utilizado y lo devuelve al hígado donde es eliminado. Realizar ejercicio físico habitualmente y mantener una dieta rica en fibra aumenta el Colesterol bueno (HDL).

Lo ideal es tener un nivel de HDL superior a 60 mg/dL, aunque cuanto más colesterol de este tipo se encuentre en la sangre, mejor.

El Colesterol de Lipoproteínas de Densidad Baja (LDL) lo obtenemos de la dieta que ingerimos diariamente, se le llama Colesterol malo porque se acumula en las paredes de las arterias, formando una placa que dificulta la circulación de la sangre que llega al corazón.

El tabaquismo, el consumo de alcohol, una dieta con alimentos altos en grasas de origen animal, el sedentarismo… son algunas de las causas del aumento del LDL y de enfermedades cardiovasculares, también se consideran un factor de riesgo de la arteriosclerosis, hipertensión y la diabetes mellitus.

Se recomienda mantener el Colesterol de Baja Densidad por debajo de los 100 mg/dL y un nivel superior a 160 mg/dL se considera demasiado alto.

En conclusión a lo anterior, afirmamos que el colesterol no es malo, sino totalmente necesario para nuestro organismo, sin embargo, lo óptimo es mantener niveles bajos del Colesterol Malo (LDL) y altos los del Colesterol Bueno (HDL), de lo contrario corremos el riesgo de contraer enfermedades como las mencionadas anteriormente.

Recomendaciones:

– Realizarse análisis de sangre de forma periódica para conocer los niveles de colesterol en sangre y así evitar las enfermedades cardiovasculares.

– Seguir una dieta saludable, moderando la ingesta de grasas animales es una herramienta eficaz para controlar el colesterol y tener mejor calidad de vida.

– Evitar en gran medida el tabaquismo y el consumo de alcohol.

– Comer frutas, verduras y hacer una dieta rica en fibra.

– Realizar ejercicios regularmente.

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